miércoles, 27 de junio de 2012

Regreso opacado

Parentini llegaba ilusionado al estadio.
Era un nuevo principio, un regreso, una alegría, un lugar para celebrar. Era la vuelta a las canchas de Parentini, el gran goleador. ¿Quién iba a imaginar que ese principio iba a culminar de manera abrupta y desgarradora? ¿Quién hubiese sospechado que las muecas de alegría transmutarían en expresiones sórdidas de preocupación y congoja? ¿Quién hubiese podido predecir que el regreso más esperado iba a dejar de ser noticia y Parentini finalmente no estaría en la tapas deportivas del jueves?


Parentini recibe con honores la
cinta de capitanía.
Todo empezó como estaba previsto, con risas y festejos. El gran Parentini regresaba al verde césped del Chindamo. Allí estaba él, nuestro ídolo, recibiendo los saludos en la previa, dando el puntapié inicial pese a las recomendaciones médicas. Se acercó tímidamente al área rival y en algún momento le cayó el rebote en sus pies infalibles. Fue gol de Parentini y el estadio se vino abajo.

Pero aún le quedaba más pólvora y no sólo fue ganando confianza, sino que el arco se le abrió. Era la vuelta soñada. Pero llegaría el momento aciago. Zamba llegaba zapatero al cotejo y finalmente convirtió. Algo estaba mal.

Zamba yace en el césped. Su brazo
fue pixelado por pedido del Comfer.
Se jugaba la última bola de la mañana. Fucaracho se proyectó en envidiable condición física, insospechada luego de más de una hora de juego. Por algún extraño motivo, Zamba se propuso dejar su último aliento en alcanzarlo y abortar el ataque. Cuando ambos estaban lanzados en velocidad sobre el área, repentinamente el balón modificó su trayectoria y quedó debajo de la suela de Zamba. El defensor tuvo el mal tino de pisar sobre el esférico, voló de espaldas y cuando estaba por dar contra el suelo, instintivamente intentó protegerse del golpe con su mano derecha. ¡Crack!, se escuchó cuando todos enmudecieron, y entonces sólo se escuchó el lamento del futbolista.

Zamba anuncia su retiro del
fútbol desde su lecho de muerte.
El personal médico confirmó las peores sospechas: Zamba perdió su miembro superior derecho. La tapa del jueves cambió los colores del regreso de Parentini por la oscuridad del momento más temido en la vida de un deportista.

Vaya desde este humilde órgano periodístico el reconocimiento que se merece Parentini y que esta mañana no pudo disfrutar. Y también las condolencias para la familia del malogrado Zamba.

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