miércoles, 22 de febrero de 2012

Veteranos de mil batallas

Dicen que el Chindamo nunca está volviendo, pero siempre se fue. O algo así. Lo cierto es que el impasse futbolístico trajo nuevos hálitos al impecable estadio, que luce más verde que nunca, por fuera y por dentro. Los viejos muchachos otra vez están a las andadas, corriendo detrás de una número cinco.

Se sabe, los años no llegan solos, a la mayoría los traen puestos ciertos players del Chindamo. Por eso, el match fue pautado apenas a sesenta minutos, para no tener que lamentar una desgracia. No contaban con algunas ausencias de último momento, y tuvo que ser un cuatro contra cinco. Ante la sorpresa del gentil público presente, el team que soportó el hombre de menos fue el de los veteranos: Loto, Torriglia, Maglione y El Túnel Fernández demostraron su hidalguía y le hicieron frente a un conjunto conformado por jóvenes promesas. Buéh, y Chachi y el Toto.

Alvarito al borde del síncope, tras
dejar en la cancha todo y más.
Dignidad. Estoicismo. Garra y Corazón. Eso fue lo que demostró el equipo de los longevos. El resultado fue anecdótico (es verdad, nuestros ídolos perdieron a último momento) pero el tezón tesón y la humildad que desparramaron en la cancha conmovió hasta las lágrimas a más de un espectador. El clima inclemente no ayudó, tampoco la falta de estado físico, pero corrieron, pusieron, brillaron y hasta exhibieron algún lujo para los camarógrafos.

El M.V.P. Andresito volvió a demostrar que tiene pasta para campeón. Pero esta vez también sacó a relucir una faceta oscura, inesperada. Su permanente empecinamiento en denigrar a su propio progenitor, movimiento otrora festejado desde el tablón, llegó demasiado lejos. Repartió coces y puntapiés con alevosía, se dedicó más a enmañar el juego más que a jugar y terminó dando una inapelable lección de lo que no se debe hacer en un field: superado por El Túnel Fernández en un movimiento envidiable en una baldosa, el pequeño -enredado en sus propias piernas- cayó al césped, desde donde castigó a su padre como si fuese un enemigo, renegando de quien le dio la vida.


Mucho tienen que aprender los jóvenes de este conmovedor team añoso, que suplió su condición vetusta con experiencia, oficio y caballerosidad deportiva. Cuatro honrosos gladiadores del verde césped.