Cecé comandó un equipo demoledor. |
La imagen del oprobio. |
Bustamante: Intentó más de lo que mostró. Se desentendió del juego en los momentos más complicados de su equipo. Y cuando estuvo en el arco fue una desgracia con patas, como cuando un remate del rival le fue al cuerpo, el pequeño golero estiró los brazos con poco tino y menos suerte, y el balón le impactó en el pecho para perderse en el fondo de la red.
Puntaje: 2 Chindamitos
Fucaracho: En algún momento quiso organizar la línea de fondo pero jamás transmitió seguridad. Se burló de sus compañeros a viva voz y con crueldad ignorando el triste papel que estaba desempeñando en la cancha. Así y todo, estuvo entre lo más regular de un equipo sin ideas.
Puntaje: 3 Chindamitos (y regalamos nota)
Zamba: Lo único bueno que hizo fue en el arranque, cuando se proyectó por la banda izquierda en un ida y vuelta continuo, aunque en veinte minutos no le llegó ni una pelota a menos de cinco metros. Desanimado, insultado, fuera de estado y con sus fuerzas abatidas, no escapó de la medianía general. No supo gravitar en ataque; las veces que probó al arco no tuvo potencia ni puntería. Apenas si se las rebuscó para llevar a los rivales hacia los trebolitos asesinos, la zona más complicada de la cancha, donde resbaló Loja y Palanca hizo patito de pecho hasta casi darse de bruces contra la pared.
Torriglia: Vestido como Vitamina Sánchez, fue el punto más alto del equipo con un despliegue incansable, usando todo el frente de ataque y pidiendo el esférico una y otra vez. Pero sus remates no estuvieron a la altura de sus piques vertiginosos, y con la pelota en los pies aportó poco.
Titi: Siempre supo qué quería hacer, pero pocas veces la pelota le obedeció. Le faltó vertiginosidad, pero su mayor carencia fue en decisión y coraje. "No le puedo pegar, yo soy nuevo", se escudó cuando el Negrolito le reprochó que no probaba al arco.
Negrolito: El equipo lo necesitó como nunca. Y él no estuvo. No supo responder, no mostró fútbol, ni oficio, ni dignidad. Fue una sombra de lo que supo ser, lo que en su oscura condición es preocupante. En algún momento intentó ponerse el equipo al hombro, pero los instantes en que recobró la memoria no alcanzaron para hacer olvidar lo que seguramente habrá sido el peor momento de su carrera. Erró un penal, estuvo impreciso e incluso dejó que se le escurriera una pelota entre las piernas cuando se acomodaba para meter el centro. Triste, tristísimo.
Puntaje: 1 Chindamito
Numerología
- Hacía 71 fechas que no se cobraba un disparo desde los doce pasos en el Chindamo. La evidente mano en el área motivó airados pedidos de penal, pero entre el justificado coro de demandas se lo escuchó a Loja reclamar: "¡Asamblea!".
- Una sola vez la pelota traspuso los límites del estadio, pero fue culpa de la mala fortuna. Así que se podría decir que es la primera vez que nadie manda la pelota a lo del vecino por patadura.
- El Manatí del Gol convirtió por decimotercer partido consecutivo, pero fue la primera vez que relató las acciones de juego y vociferó órdenes ininterrumpidamente sin dejar ni siquiera 60 segundos en silencio.
- Se escuchó 29 veces el término "gordo", siempre entre compañeros de equipo, de las cuales en 18 oportunidades la palabra se pronunció con voz aguda y chillona.
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