viernes, 18 de abril de 2008

Con hinchada propia

El fútbol, sin pelota, se convierte en un deporte bastante aburrido. Por eso la desazón de los futbolistas que llegaron al Estadio Doménico Chindamo y descubrieron que la Número 5 que ya conocía de sus rabonas, tacos y caños, había desaparecido.

Una vez que el indispensable elemento fue adquirido, los players saltaron a la cancha. Pero no habían notado del público que se deleitaba con los acontecimientos que se desarrollaban en el Chindamo. Quien esto escribe consiguió un gol (sin humildad alguna) de notable factura (que incluyó a un Toto desparramado en el área), que fue celebrado por los obreros de de un edificio en construcción contiguo al estadio al grito de "¡Bien, pelado!".

También fue el regreso de Catarrito, quien tuvo épocas mejores, a decir verdad, aunque su imagen como jugador sigue impecable. Pero su única preocupación era aparecer en este órgano de difusión, sólo para sustentar su coartada ante su mujer.

Pero la violencia, una vez más, empañó el noble ejercicio del balompié. Chachi se quejó del juego fuerte con un empujón, pero minutos más tarde se vio obligado a cobrar sus propias infracciones. Incluso Buffy mostró su accionar más irascible cuando emprendió a los insultos contra Bondino (quien regresó a las canchas en desastrosa forma física) al reclamar un lateral. El reclamo se escucha más fuerte que nunca: ¡basta de violencia! Disfrutemos del fútbol en paz.

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